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El aceite esencial de Lavanda, considerado el rey de los aceites esenciales por sus múltiples propiedades, beneficios y aplicaciones, es el único aceite esencial que no debe faltar en el hogar y el primero al que se puede recurrir en caso de duda.
Este aceite esencial se consigue destilando la Lavanda (Lavandula officinalis), un arbusto procedente de los países mediterráneos de Europa y África, con ramas espigadas y flores de color morado de olor muy agradable y preciado. Las más antiguas civilizaciones ya utilizaban esta planta a través de distintos procedimientos para aprovechar sus muchas propiedades terapéuticas y su magnífica fragancia en perfumes y productos de cosmética.
De hecho, la aromaterapia moderna se definió como tal gracias a la lavanda, cuando un químico francés llamado Rene Maurice Gattefossé se quemó la mano y utilizó este aceite esencial para recuperarse, con un resultado tan sorprendente que a partir de entonces toda su vida se centró en el estudio terapéutico de los aceites esenciales.
El aceite esencial de Lavanda es uno de los más versátiles y polivalentes, por eso, a aquellas personas que se inician en el mundo de la aromaterapia, se les recomienda que empiecen a experimentar con este aceite esencial.
Además, es una de las pocas esencias (junto con la manzanilla y el árbol del té) que se pueden aplicar en la piel sin diluir en otra sustancia conductora, aunque no debemos olvidar que, en cualquier caso, siempre emplearemos una mínima cantidad de gotas.
Propiedades del Aceite esencial de Lavanda
Antiséptica: Está ampliamente demostrada la capacidad del aceite esencial de lavanda para enfrentarse a virus y bacterias, y por lo tanto a infecciones de todo tipo. Puede servirnos perfectamente para tratar infecciones de la piel, pero también para problemas de otra índole relacionados con virus y bacterias.
Sedante: La fama del aceite esencial de lavanda como magnífico relajante se extiende hasta las civilizaciones más antiguas, que ya la utilizaban en baños e inhalaciones para aliviar síntomas de nerviosismo, depresión o insomnio.
Analgésica: El aceite esencial de lavanda tiene la capacidad de reducir el dolor y la inflamación, especialmente cuando se trata de afecciones dermatológicas, dolores musculares o contusiones.
Antiespasmódica: Su poderoso efecto antiespasmódico resulta particularmente útil en caso de infecciones leves de garganta y bronquios.
Antiinflamatoria: Junto con el aceite esencial de árbol del té y el de manzanilla, la acción antiinflamatoria del aceite esencial de lavanda reduce y alivia cualquier síntoma provocado por infección, contusión o congestión sanguínea.
Regeneradora: Esta esencia nos ayudará a mantener la piel en un estado óptimo y a regenerar cualquier zona dañada por quemaduras, anomalías de la piel, acné, dermatitis o envejecimiento prematuro.
Potenciadora: El aceite esencial de lavanda potencia los efectos y propiedades de todos los aceites esenciales, por lo que conviene añadir unas gotas a cualquier mezcla que elaboremos.
¿Para qué sirve el aceite esencial de Lavanda?
Para la piel
Para la higiene personal
Para catarros y bronquitis leves
Para el sistema nervioso
Bebés y Peques: Uno de los remedios naturales más efectivos para calmar el nerviosismo de un bebé o niño es añadir una gota de lavanda en la almohada donde vaya a dormir. Es un efectivo sedante y su agradable aroma relajará la agitación acumulada durante el día.
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